Articulos de Islam-Ammiyasin

Blog sobre Islam y actualidad-politica.

Sunday, July 23, 2006

Confesiones de un soldado israelí: "Tratamos a los palestinos como animales"


Comienzan a surgir en la sociedad israelí las primeras voces contra la guerra. El domingo, una marcha en Tel Aviv para pedir el final de los bombardeos en Gaza y el Líbano. Hoy, una noticia que conmocionó a la opinión pública: el sargento Itzik Shabbat anunció que se negaba a participar en la ofensiva contra Beirut, “Lo hago para oponerme a esta locura y para romper con la ilusión de que todos estamos a favor de esta guerra innecesaria basada en mentiras”, afirmó este joven reservista de 28 años que vive en Sderot, ciudad próxima a Gaza en la que suelen caer los misiles Qassam de Hamás.
Se acerca la hora del regreso a Gaza. Apuro las últimas entrevistas en Jerusalén. En un café de Jaffa Road, me encuentro con Yehuda Shaul, fundador de la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el silencio).
“Todo es una locura: la ocupación, la forma inhumana en que tratamos a los palestinos”, me dice. “En Israel entras al ejército con 18 años porque quieres luchar contra el enemigo de tu país, porque quieres dejar tu marca en la historia, y haces lo que te dicen, sin pensar. Y allí todo te ayuda para que no pienses. Misiones que cumplir, órdenes que seguir”.
“Y no ves a los palestinos como seres humanos, los ves como animales. Entras a su casa durante la noche, los despiertas, les gritas, las mujeres allí, los hombres allí, y rompes todo. Son cosas que no harías aquí en Israel, pero las haces allí. Y, para poder hacerlo, niegas la realidad. Es la única forma. Creas entre tú y la realidad un muro de silencio”.
“Te pongo otro ejemplo: si encuentras en la noche un paquete sospechoso que puede ser una bomba, llamas al primer mohamed que encuentras en la calle y le dices que lo abra. Podrías llamar a un experto que lo desactivase, tardaría diez minutos en venir, pero mejor hacer que un palestino se juegue la vida, ya que para ti es lo mismo, no lo ves como un ser humano. Yo hacía eso con mis soldados en Hebrón".
“Y también en Nablus, cuando quería entrar a una casa, si pensaba que podía haber una bomba trampa, cogía al mohamed de turno y lo obligaba a que abriera la puerta. Es parte de la rutina del ejército: usar a los palestinos como escudos humanos”.
“Lo mismo cuando estás en un check point, los obligas esperar mucho más de los necesario, a veces durante horas, y coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto tenga miedo y esté tranquilo. Sólo así, tú que estás con cuatro soldados más los dominas a ellos que son miles”.
“Y cuando entras a Gaza con el carro de combate y ves un coche nuevo, aunque tengas espacio en la carretera, pasas por encima. Y también disparas a los tanques de agua. Para meterles miedo, para que te respeten, porque esa es la lógica de lo que nos enseñan a los soldados israelíes”.
“Además, eres joven y empiezas a disfrutar de ese poder, de que la gente haga todo lo que les digas. Es como un video juego. Estás en un check point en medio de la ruta, tienes a veinte coches esperando, y con sólo mover el dedo hacen lo que tú quieras. Juegas con ellos. Los haces avanzar, retroceder. Los vuelves locos. Tienes 18 años y te sientes poderoso”.
“Tres meses antes de abandonar el ejército, dirigía una unidad en Hebrón, había hecho una buena carrera, así que tenía tiempo libre. Una mañana me miré ante el espejo y comprendí que todo aquello era un error y supe que no podría seguir adelante con mi vida si no hacía algo. Por eso, apenas salí, junto a los soldados de mi unidad, montamos una exposición con nuestras fotos, se llamaba Traer Hebrón a Tel Aviv”.
“Cayó como una bomba en la sociedad. Vinieron parlamentarios, periodistas. Pasaron siete mil personas. Entonces creamos Breaking the silence, donde damos espacio para que los soldados cuenten los abusos que cometen sistemáticamente. Más de 350 lo han hecho. Ahora tenemos exposiciones y vídeos en Europa, en Israel”.
“Alguna gente dice que son casos aislados. Las madres dicen: mi hijo, que está ahora en el ejército es bueno, no hace estas cosas, esto sólo lo hacen los soldados beduinos o los etíopes. Pero no es cierto. Todos las hacemos, porque es la lógica de la ocupación israelí: aterrorizar a los palestinos”.
“Los check points no sirven para detener a los palestinos de entrar a Israel, es para que la realidad no entre a Israel. Porque esta es una sociedad de soldados, todos pasamos por el ejército tres años cuando somos jóvenes y luego un mes al año. Y todos hacemos eso. Por eso existe el muro de silencio, de negación, porque todos somos responsables y no lo queremos admitir”.
“Ellos son las víctimas, nosotros los victimarios. Pero como victimarios, también pagamos un precio. Esta es una sociedad que no se anima a mirar a los ojos a la verdad, a sus propios actos. Es una sociedad, como consecuencia, moralmente enferma”.

Wednesday, July 19, 2006

Israel: impunidad y simbología
Iosu Perales

La invocación al Holocausto nazi da vía libre para, ilegalmente, enfrascarse en una guerra regional utilizando incluso armas nucleares Aspirando al estatuto de víctima eterna el sionismo culpa a sus adversarios de sus propios estragos. La invocación a los males sufridos por el pueblo judío constituye la base de un discurso que pretende un pasaporte de inmunidad perpetua con el fin de ejercer una violencia despiadada, llamada defensiva, sobre sus enemigos palestinos y árabes. Hoy día el Gobierno de Israel considera que el derecho internacional, el derecho humanitario, la convención de Ginebra y el Tribunal Internacional de La Haya, son artefactos que conspiran contra su proyecto estatal. La misma ONU es considerada por el sionismo como un nido de antisemitismo. Desde esta posición Israel se encuentra cómoda en la ilegalidad y no teme ir a una guerra regional utilizando incluso armas nucleares.

El mito de Masada -en el desierto de Judea- como última resistencia a la ocupación romana en la que cientos de judíos se suicidaron antes de caer en manos del enemigo, sigue teniendo hoy día una potente vigencia en el discurso sionista: no volverá a ocurrir algo semejante. El victimismo israelí del que se nutre su creencia de que debe actuar en rebelión contra la sociedad mundial y sus instrumentos legales descansa en frases como esta: "Puesto que somos los perseguidos de la historia tenemos derecho a aniquilar a nuestros enemigos reales y potenciales para que nunca más seamos víctimas". La tentación de la inocencia se vuelve así un ejercicio cínico, violento, ilegítimo, oportunista. El recurrente regreso al Holocausto no es sino un modo perverso y chantajista de justificar las mayores brutalidades contra los palestinos en nombre de la supervivencia, que se despliegan fuera del ámbito de la legalidad puesto que la ley es un estorbo. Meses atrás, en Gaza, los colonos expulsados por decisión de Ariel Sharon por razones de seguridad, compararon su desdicha con los campos de exterminio nazis, proyectando el llamado "destino judío" como una guerra eterna por la sobrevivencia en un mundo antisemita, hostil. Semejante exageración difícilmente puede ser aceptada por el sentido común, pero tiene eco en la mentalidad judía merced al abusivo uso del Holocausto. Así, toda critica, incluso la más moderada, es percibida a través del prisma deformante del antisemitismo y quien critique los bombardeos sobre el Líbano y la matanza de Gaza es automáticamente acusado de anti-judío.

La idea de "Tenemos razón, porque estamos solos en una región enemiga", va acompañada de una propaganda de deshumanización del considerado enemigo, lo que permite programar cómo eliminarlo con toda la buena conciencia del mundo. Norman G.Finkelstein, judío, hijo de padre y madre supervivientes del gueto de Varsovia, denuncia lo que él llama la industria del Holocausto, creada para desviar las críticas a Israel y a su propia política moralmente indefendible. En su calidad de hito de la opresión y de la atrocidad es utilizado para restar importancia a los crímenes que Israel comete. El escritor Saramago ha calificado, no sin razón, a los sionistas como rentistas del Holocausto. Los sionistas disparan, ocupan, colonizan, y después se quejan de su infortunio: nadie les comprende y además dicen temer otro holocausto. Pero es verdad que la impunidad de la que gozan -por el apoyo de Estados Unidos y la docilidad europea motivada en parte por un síndrome de culpabilidad histórica hoy incomprensible- los hace más y más cautivos de su propia enfermedad: una gran paranoia armada de bombas nucleares, convencidos de que fuera de su mundo todo es irremediablemente antisemita. El sionismo, como el hijo maltratado que reproduce las locuras de su padre y se vuelve él también maltratador vive su Holocausto no como la tragedia que jamás puede volver a repetirse a ninguna escala, sino como el aviso de que su lucha es contra todos y contra el mundo. Sólo así se explica algo tan terrible como la que cuenta B. Michael, él mismo hijo de supervivientes en su artículo "De marcado a marcador", después que los medios de comunicación publicaran que a los palestinos detenidos se les marcan los brazos: "No hay duda de que el trayecto histórico del pueblo judío en los últimos sesenta años que separan de 1942 de 2002 podrían servir de material a apasionantes estudios históricos y sociológicos. En sesenta cortos años pasó de marcado y numerado a marcador y numerador, de encerrado en guetos a encerrador, de marchar en fila con las manos en el aire a hacer marchar en fila con las manos en el aire (...) Sesenta años y no hemos aprendido nada, interiorizado nada". Y que decir de ese oficial superior israelí -en valiente denuncia de Michel Warschawsk, intelectual judío e hijo de rabino- que, en la víspera de la invasión de los campos refugiados palestinos, explica a sus soldados que hay que aprender de la experiencia ajena, incluida la forma en que los alemanes tomaron el control del gueto de Varsovia. No debe extrañar que en la estación de autobuses de Jerusalén luzca un graffiti que dice: ¡Holocausto para los árabes!

En verdad, sin hacer comparaciones cuantitativas, algo de esto está ocurriendo cuando el ejército de Israel realiza sistemáticos castigos colectivos sobre la población civil palestina y ahora también libanesa. Su venganza contra actos de las milicias es matar y matar indiscriminadamente, destruir viviendas familiares, organizar detenciones masivas, cercar pueblos y ciudades e impedir que la población pueda vivir con normalidad, como en el gheto de Varsovia . ¿No son éstas prácticas nazis? ¿Puede quejarse el Estado etnicista judío de que gran parte de la opinión pública internacional esté ya harta de sus abusos? Israel debe existir, con plenas garantías y seguridad, pero Palestina también Entre tanto tengo claro quién es el verdugo -el ocupante- y quién la víctima -el ocupado-.

http://www.deia.com/es/impresa/2006/07/19/araba/iritzia/271593.php

Saturday, July 15, 2006

Palestina 2006: los cadáveres por los suelos,
los ánimos por las nubes.


Agustín Velloso*
CSCAweb, 14 de julio de 2006

"En estos momentos de muerte y destrucción las preguntas las han de hacer los palestinos a los observadores y no al revés: ¿qué vas a hacer tú para que mis hijos no sean asesinados desde el aire por aviones de combate israelíes y para que mis hermanos no permanezcan durante años sin juicio en las cárceles israelíes? ¿Qué contribución a la causa de los derechos humanos y la paz en Palestina van a hacer los "pacifistas y "demócratas del mundo occidental?"

Acaba de llegarme un nuevo mensaje de un lector de rebelion.org, esta vez con buena voluntad, es decir, no para acosarme por mis artículos sobre Palestina, como si insultos y prejuicios bastasen para anular argumentos; ni para defender a Israel, como si además de disponer de novísimos tanques Merkava Mk4 con cañón de 120 milímetros y cerca de 400 cazabombarderos F-16, que le hacen ser el país que más aviones de este tipo tiene en todo el mundo con diferencia, con la excepción del fabricante, Estados Unidos, necesitara la ayuda de modernos Robin Hoods al revés, cuyo peculiar sentido de la justicia les lleva a preferir al agresor en lugar de a la víctima.

Dice el comunicante: "Sin lugar a dudas, la salvaje opresión a la que somete Israel al pueblo palestino, los asesinatos selectivos o peor aún, los asesinatos indiscriminados de civiles, de niños o familias enteras, el terrorismo de estado..., justifican físicamente la existencia de una respuesta armada contra Israel. En cierto modo puede considerarse la respuesta lógica e incluso justa a las atrocidades de Israel. Pero no por ello es la respuesta correcta o buena, si tenemos como fin la solución del conflicto, la vida de los palestinos (más allá de la venganza).
He aquí un alma cándida, esto es, una persona tanto sin malicia como poco advertida. Su falta de doblez le hace pensar que por parte de Israel hay juego sucio, que la cosa no debe de ser como la pintan los medios de comunicación. Su buena disposición hacia los niños y familias que menciona le anima incluso a considerar la defensa de éstas "en cierto modo lógica e incluso justa. Al mismo tiempo, sin embargo, no cree que la respuesta armada sea "correcta o buena".

Así que le respondo: Es sencillamente justo que la víctima cualquier víctima- responda con violencia a la violencia del agresor. Esto es evidente en el caso de Palestina, en el que se aprecia en qué lado está el Derecho en el conflicto, se observa la desproporción de fuerzas entre uno y otro, que es tan exagerada, y si se tiene en cuenta que la violencia israelí se prolonga e incrementa -ante la indiferencia general de los que por ley tendrían que actuar, es decir, Naciones Unidas- durante generaciones y no tiene viso de acabar.

Llega un momento no ahora, hace muchos años que llegó- en que resulta absurdo discutir una y otra vez sobre el problema palestino. Todo ha sido dicho: la ley internacional es inequívoca en cuanto a la ilegalidad de las acciones israelíes. Todo ha sido visto: los miles de muertos, de presos, el robo de la tierra, el campo de concentración más grande del mundo, la prohibición del retorno de los refugiados a sus casas, los niños hechos pedazos en sus camas y sus madres enterradas por los escombros de las casas que derrumban las excavadoras
Al mismo tiempo todo ha sido justificado e interpretado por Israel y sus cómplices, principal pero no exclusivamente los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, además de países árabes comparsas, para que la evidencia anterior no calara entre personas como la que me escribe. El terror de Estado se hace pasar por medidas duras, el asesinato por ataque selectivo, la agresión por derecho a la defensa, el proceso de paz por violación grave de los derechos humanos, etc., etc. Junto con el derramamiento de sangre se ha despreciado por completo toda ley escrita y toda idea comúnmente aceptada sobre la dignidad del ser humano.

Como dialogo con una persona de buena voluntad no insisto en las razones anteriores, mil veces publicadas y que asumo comparte conmigo, aunque le advierto sobre la diferencia que existe entre nuestros pensamientos: El fin del conflicto, aunque a primera vista parece deseable, como escribe, no ha de estar por encima de la justicia. Es el logro de ésta el que llevará a la paz, pero la paz por sí misma no es suficiente ni deseable, ya que las dictaduras y la opresión mantienen la paz, pero la paz de los cementerios y las cárceles. En Occidente se suele preferir la paz, ya que ésta es indolora para sus habitantes, aunque no para los palestinos. La paz es más fácil de "vender entre los que no sufren sus "efectos colaterales que entre los que (mal) viven en una prisión a merced de carceleros inmunes al sufrimiento ajeno.

De manera parecida, la cuestión de la venganza la ve de forma distinta un observador que una víctima y, de nuevo, aunque es deseable que no se produzca, está más legitimado y mejor cualificado éste que aquél para resolverla. Uno de los efectos de la propaganda sionista y filo-sionista camuflada es que en Europa y Estados Unidos no se comprende, no ya la tremenda injusticia que se impone al pueblo palestino, sino el padecimiento personal de quien ha visto su casa demolida, sus padres y hermanos destrozados por una bomba y su futuro de por vida en una prisión de 35 kilómetros de largo por 10 de ancho.

Tras 40 años de ocupación militar ¿Cuánto más tiene que sufrir un palestino para poder vengarse del asesino de su familia, del ladrón de su tierra, de su torturador y para acabar con la ocupación a juicio de los "pacifistas y los "demócratas europeos y estadounidenses?
Le pregunto esto a mi comunicante porque escribe que "los atentados de los mártires no solucionarán el conflicto, sino al contrario, lo agravan al permitirle a Israel usarlos para justificar sus acciones y seguir masacrando al pueblo palestino. No puede culparse a los palestinos oprimidos de llevar a cabo acciones terroristas que el última instancia les perjudican más a ellos que a sus enemigos, ya que desde niños han sentido la violencia y la brutal opresión. Los mártires son también víctimas, sin duda (aunque en mi opinión personal, el asesinato de civiles israelíes, cualquier asesinato indiscriminado, no tiene justificación moral alguna).

Entiendo que la justificación moral de las operaciones de martirio es un asunto de difícil tratamiento y el de su eficacia casi lo mismo. Mientras se llega a una conclusión sobre ambas, se me ocurre que es precisamente la falta de operaciones bien ejecutadas y en un número suficientemente considerable, lo que explica su relativo escaso éxito.
Con otras palabras y precisamente siguiendo la lógica israelí: el gobierno de Israel puede permitir unas pocas operaciones palestinas porque sabe que nunca alterarán el statu quo. Si los mártires fueran capaces de imponer un alto precio a la opresión israelí, el gobierno se vería forzado a negociar. Rápidamente: es la escasez de operaciones la que perjudica a la causa palestina.

Además, es preciso tener en cuenta dos cuestiones. En primer lugar los sionistas nunca han necesitado excusas para llevar adelante su plan genocida contra los palestinos. La historia muestra que no es que los palestinos "den motivos a Israel para usar la violencia, sino que la violencia es inherente al proyecto sionista, la ocupación es la violencia. El resto, una vez más, es el efecto pernicioso de la propaganda.
En segundo lugar, convencido de que no hace falta ser un estudioso del conflicto palestino, sino principalmente pensar con sentido común y sentir con humanidad, hay que saber que los palestinos como cualquier otra víctima- tienen como primer objetivo salvar sus vidas y protegerse como mejor puedan ante la enormidad de la violencia a la que son sometidos. Hoy, 50 años después de una historia de masacres y 50 años después de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cabe dudar mucho de que los observadores bienintencionados tengan algo que decir, desde su seguridad y confort, acerca de cómo aquellos tienen que eludir las bombas lanzadas desde cazabombarderos sobre los superpoblados barrios de la ciudad de Gaza.
No señor, hace tiempo que los palestinos no están interesados en lo que opinan los occidentales, aunque aprecian la solidaridad, como haría cualquiera en su situación. Hace tiempo que los palestinos no prestan atención al Secretario General de la ONU, ni al de la Liga Árabe, ni siquiera a Abu Mazen. Los palestinos piensan exclusivamente en si sus hijos volverán a casa sanos y salvos de la calle, rezan para que no caigan enfermos pues no dispondrán de dinero ni de medicinas para atenderlos, aspiran a que ocurra algo que les rescate del marasmo.

Con otras palabras: son víctimas de grandes padecimientos, pero no son tontos y desde luego no son ni más ni menos seres humanos que mi comunicante. Por eso no significa nada para ellos su reflexión: "Tirar piedras contra un tanque israelí puede ser la respuesta lógica, innata, natural, del pueblo palestino oprimido, pero ¿de verdad cree que ayudará a asegurar un futuro mejor para el pueblo palestino? y, no es acaso ése el objetivo al que hemos de encaminar nuestros pasos, más allá de la venganza. La violencia, insisto, no es solución sino efecto y causa a la vez del conflicto, y en consecuencia, es un error. ¿No es un tanto irresponsable motivarla y ensalzarla?
En estos momentos de muerte y destrucción las preguntas las han de hacer los palestinos a los observadores y no al revés: ¿qué vas a hacer tú para que mis hijos no sean asesinados desde el aire por aviones de combate israelíes y para que mis hermanos no permanezcan durante años sin juicio en las cárceles israelíes? ¿Qué contribución a la causa de los derechos humanos y la paz en Palestina van a hacer los "pacifistas y "demócratas del mundo occidental?
En algo, sin embargo, estamos de acuerdo: no es tirando piedras contra los tanques como se resuelve el problema palestino. Hace falta algo más que piedras, ¿quizás mi preocupado comunicante tiene ya en su mano una mina antitanque para ofrecer a los resistentes o quizás está ya él mismo camino de Jenín y de Yabalia para cavar un refugio anti-aéreo?
Si le faltan ideas sobre cómo ayudar a los palestinos, el Jeque Nasrallah las tiene muy adecuadas, muy oportunas y muy reconfortantes para las víctimas y para los que no confían mucho en la democracia indolora para ellos mismos e inútil para los demás.

Agustín Velloso es profesor de la Facultad de Educación en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
http://www.mundoarabe.org/situación_palestina.htm

Monday, July 10, 2006